¿Conoces esta parábola? Un hombre rico y despiadado se da un festín y niega hasta las migajas a un mendigo llamado Lázaro.
Al morir, sus destinos coinciden.
El hombre rico sufre en las llamas, mientras que Lázaro encuentra alivio en el seno de Abrahán.
¿Están en el cielo o en el infierno?
Corazón de la Tierra
En la famosa historia de Jesús sobre el hombre rico y Lázaro, ambos llegan al mismo lugar: el inframundo. En hebreo este lugar se llama sh’ol (שְׁאוֹל), la morada de todos los muertos, tanto de los justos como de los malvados. No hay una palabra exacta en español que represente este lugar, es decir, que abarque por igual al cielo y al infierno.
Es importante considerar que se trata de un lugar de paso, una antesala a la verdadera vida después de la muerte.
La señal de Jonás
Jesús estaba muy familiarizado con la idea de sh’ol. Cuando la multitud se burló de Él y le pidió una señal para probar su divinidad, Jesús se negó y dijo que Él no era ningún mago.
En cambio, les dio la señal de Jonás: «Porque así como Jonás estuvo tres días y tres noches en el vientre del gran pez, así también el Hijo del Hombre estará tres días y tres noches en el corazón de la tierra» (Mat. 12,40).
El lugar para cuestionar
El concepto «corazón de la tierra» se refiere a la muerte temporal que experimenta Jesús entre la crucifixión y la resurrección. Jesús no fue al infierno, sino a sh’ol, la tierra de todos los muertos.
La palabra sh’ol viene de la raíz hebrea ŠAL (שאל), que significa «cuestionar» o «preguntar».
Es aquí donde las almas de toda la humanidad pasan por un proceso de cuestionamiento, indagatoria y juicio antes de que puedan ser admitidas en el Reino de los Cielos.
Fuente:
Israel Institute of Biblical Studies
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